Baja California 2019. Versión 2
Después del éxito del viaje a Baja California que se hizo en febrero del 2019 se organizó un grupo de personas que solicitaron los servicios de Discovermoto para llevarlos a hacer el mismo viaje pero en otra fecha.
Iniciamos el viaje enviando 5 motocicletas vía mensajería de “castores” desde la CDMX a Tijuana. El precio de envío de cada motocicleta fue de $11,000 pesos, ya aseguradas y con todas las protecciones necesarias para que llegaran a su destino el primer fin de semana de marzo. 2 motocicletas más los alcanzamos vía terrestre.
Sábado:
El grupo llegó al hotel y las motocicletas ya estaban listas y esperando con ansias el salir a conocer el norte del país.
Dieron las diez de la mañana y salimos todos directamente con lluvia ligera a la esquina del país en donde se hizo una charla de todo el viaje que íbamos a efectuar y como siempre avisando todas las medidas de seguridad para que todo saliera a la perfección.
Nuestra primera parada fue el conocido restaurante “La Fonda” que tiene más de 50 años de servicio y ofreciendo su especialidad, una deliciosa langosta. La vista del lugar quedó un poco reducida por el clima que, aunque no llovía, si estaba de color gris, pero algunos surfeadores no perdieron la oportunidad de retar a las olas.
Ya en el Valle de Guadalupe pasamos a un viñedo nuevo de nombre Casa Frida, con un ambiente muy bueno y una excelente selección de música electrónica que ponía a las personas a moverse. Después de tomar una copa visitamos el viñedo de El Cielo en donde hicimos un recorrido por las cavas y nos dieron una breve explicación de este bello lugar. Ya había oscurecido un poco y nos regresamos con cuidado a Ensenada para dormir.
Domingo:
Una noche atrás habíamos acordado con un amigo de la zona, Eduardo Avila en encontrarnos este día para darnos un tour por algunos lugares nuevos. Él nos recogió junto con un auto más con chofer previamente pactado para empezar el recorrido. Nuestra primera parada fue una ex -empacadora de atún y mariscos que hoy en día abre sus puertas como un restaurante de nombre Marco Antonio y el mismo dueño nos recibe y nos platica la historia del lugar mientras uno desayuna unos ricos tacos de guisado de vida del mar.
Viajamos nuevamente al Valle de Guadalupe para entrar a la vitivinícola de Las Nubes en donde tuvimos un recorrido más y disfrutamos unas copas de vino tinto de su cosecha. De ahí fuimos a un lugar nuevo para mi de nombre la “Cocina de Esthela” donde tienen como platillo principal un borrego tatemado que está catalogado entre los mejores del mundo, sabe muy bien y es único, pero hacer una fila de varias horas no lo haría, en realidad a nosotros nos fue bien por la hora en la que llegamos. No podía faltar el pasar por la vitivinícola de Midof en donde contemplamos un bello atardecer y por último a Encuentro Guadalupe con el fin de que solamente conocieran el lugar porque ya eran los últimos rayos de sol. Antes de regresar a Ensenada pasamos por Altozano para llevar a cabo el ritual de cena.
Lunes:
Saben que es imposible pasar a Ensenada y no disfrutar unas deliciosas tostadas de La Guerrerense y para muchos resultó ser el mejor platillo de todo el viaje. No estaba Sabina, la dueña, pero si estaba Edy con su padre quienes nos atendieron de lujo y nos consintieron con la tostada “Singapur con Camarones”.
Emprendimos recorrido al sur sobre la carretera #1 y recién salimos de Ensenada y encontramos cerrado el camino por la construcción de una nueva carretera, pero pasamos con mucha precaución para no esperar 40 minutos. Hicimos 240 kilómetros y nos desviamos a un camino de tierra para llegar a una “lobera” y poder ver como estos hermosos lobos marinos se regocijaban con sus familiares. Después del espectáculo hicimos diez kilómetros más para llegar nuestro hotel en El Rosario y cenar los típicos burritos de langosta en Mamá Espinoza.
Martes:
Continuamos nuestro recorrido y a los 150 kilómetros de distancia nos metimos por unas brechas de tierra para poder sentir el desierto y nos detuvimos para tomar unas fotografías. Antes de llegar a Guerrero Negro nos detuvimos en la gasolinera y pasamos lentamente por el Paralelo 28 para ver esa horrible estructura de acero.
Al llegar a Guerrero Negro algunos pilotos estaban muy contentos por haber hecho en un día 370 kilómetros. Dejamos las motocicletas en el hotel y caminamos al restaurante que está a tan solo dos cuadras, de nombre Malarrimo y cenamos.
Miércoles:
Nos despertamos temprano porque a las 8 en punto llegó nuestros transporte para llevarnos a un tour a las salinas y a ver a las ballenas grises. En el camino hacia las ballenas alcanzamos a ver a un coyote que pasaba por ahí tranquilamente y vimos varias águilas en sus nidos. Estuvimos cerca de 5 minutos ya en la embarcación acuática y llegamos a observar decenas de ballenas, unas de ellas se acercaron a nosotros y tomamos fotografías y varios tuvieron la fortuna de acariciarlas. Al terminar esta experiencia nos llevaron a la salina y nos platicaron que hoy en día ésta le pertenece 51% a México y el 49% a Mitsubishi de Japón. Es la planta que genera más sal en todo en el mundo.
Al terminar esto nos regresaron al hotel y nos cambiamos a nuestro disfraz de motociclista para hacer 200 kilómetros y llegar a Santa Rosalía, no sin antes pasar al último oasis verdadero que existe en México y se le conoce como San Ignacio.
En el último tramo recorrimos unas bellas curvas connocidas como “La Cuesta del infierno”. En Santa Rosaría nos pusimos cómodos y fuimos a cenar a nuestro tradicional rico lugar en la esquina de la plaza municipal.
Jueves:
Despertar con estos bellos amaneceres a las 6:47 de la mañana te pone muy de buenas y después de tomar las motos nos fuimos a Mulegé en donde nos detuvimos con nuestro amigo “Mr. Ceviche” y que les digo? Un manjar. Seguimos nuestro camino y nos detuvimos en la playa “El Burro” y mientras todos se cambiaban yo abrí una de las laterales de la motocicleta y saqué bebidas frías con hielo dejando perplejos a todos. Al terminar de nadar nuevamente nos pusimos el traje de la moto para hacer un total de 130 kilómetros y llegar al pueblo mágico de Loreto. Fuimos al hotel y después a las almejas de Cochó y todos se chuparon los dedos. Antes de llegar al hotel nos detuvimos en el centro para tomar unas bebidas para evitar la deshidratación e irnos a dormir delicioso.
Viernes:
Hoy fue un verdadero desafío para el grupo porque se recorrieron casi 400 kilómetros para llegar a la Paz y algunos nos fuimos hasta San José del Cabo alcanzando los 550 kilómetros, pero todos sobrevivieron y se la pasaron muy bien. Este día comimos muy rico en el restaurante “El Molino”.
Sábado:
Por la mañana dos se regresaron de San José del Cabo y los otros solo amanecieron en el hotel para bajar a desayunar y como ya tenían un buen ritmo no se quedaron a descansar y fueron a dar una vuelta en las motocicletas para hacer tiempo ya que a las 13:30 horas era la cita para vernos todos en el Bismar-cito para tomar nuestros últimos alimentos en Baja California. Salimos un poco antes de lo pactado hacia Pichilingue, ubicación del ferry para cruzar a Mazatlán, pero no nos detuvimos ahí, sino, nos seguimos unos kilómetros más para llegar a la playa de Balandra, considerada una de las 10 playas más bonitas del mundo. Después del chapuzón ahora si nos regresamos a la entrada del ferry en donde a uno le jugamos una broma argumentándole que su moto no cumplía los requisitos de embarque y que sería confiscada, la cara de sorpresa fue única y después de unos minutos tensos le comentamos que era una broma!! Todos reímos!. Así metimos las motocicletas al ferry para amarrarlas y subimos a nuestros camarotes para descansar y viajar 12 horas y llegar al puerto de Mazatlán.
Domingo:
Al bajar del barco ellos dejaron las motocicletas en la salida en donde ya cinco pilotos experimentados de Discovermoto los estaban esperando para regresarse las motocicletas mientras que el grupo viajó en avión a la Ciudad de México.
Esta fue la historia del viaje 11 a Baja California de Discovermoto. Agradecemos a todos los asistentes y sobre todo a ti que nos lees.
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466 Baja California
