Un viaje más a Baja California, en verdad no tienen una idea lo que me gusta este recorrido y con esta misma pasión escribo este blog para contarles los secretos de cada lugar que forma este hermoso Estado y que a lo largo de estos años los lugartenientes me han contado.
Este viaje inicialmente era parte del anterior (del viaje número 13) pero la logística no lo permitió y lo tuvimos que dividir para que todo saliera de la mejor manera.
4 motocicletas, 5 personas y miles de experiencias.
Este recorrido dio inicio el pasado 3 de marzo en la Ciudad de Tijuana, donde los aerobikers aterrizaron y se dirigieron al hotel para tomar sus motocicletas, las cuales ya estaban listas y lavadas frente a sus habitaciones.
En la mañana comenzamos visitando la zona de “playitas”, para ser más precisos, fuimos a la esquina de México, en donde está el pacífico y el gran muro que nos divide con Estados Unidos. En este punto se alojan las famosas letras de Tijuana y a un lado un gran mapa de toda la península de Baja California y en ese punto es donde se determina el inicio del viaje con una enriquecida explicación.
Nuestra primer parada después de 120 kilómetros fue el Valle de Guadalupe y antes de dejar las cosas en nuestro viñedo en donde nos alojaríamos pasamos a comer a un restaurante que solo con reservación puedes visitar. Dentro del viñedo de Bruma se encuentra el restaurante Fauna que tiene varios nombramientos internaciones y esta considerado hoy en día como el mejor restaurante de todo el país. Lo que comimos les puedo decir que lo disfrute mucho y convivencia maravillosa. Al terminar fuimos directo a Casa Urbina para descansar en ese lindo hotel Boutique a la mitad de un viñedo.
El segundo día nos quedamos a desayunar en el hotel un rico desayuno al aire libre disfrutando sus paisajes y antes del medio día emprendimos algunos kilómetros para llegar a Ensenada. Pasamos por la tradicional cantina Husongs a tomar una cerveza para brindar en la primer cantina de Baja California y después fuimos a la Guerrerense en donde nos encontramos con Doña Sabina y nos platicó un poco sobre sus historias. Ya en la tarde comenzamos nuestro camino al sur y antes de San Quintín se detuvo una de las motocicletas por una gran pinchadura ocasionada por una lima, pero afortunadamente había una vulcanizadora a tan solo 50 metros de lo sucedido y se le arregló la llanta y así continuamos hasta El Rosario en donde festejamos con una cena de lujo en Mamá Espinosa, una deliciosa langosta al Burro que pesó 5 kilos fue suficiente para todos y después ir a dormir.
El mismo restaurante en donde cenamos fue el mismo lugar donde desayunamos, que rico se come en Mamá Espinosa pero sobretodo charlar un poco con el buen Tato, dueño del lugar, sobre todas sus aventuras y experiencias en el lugar es extraordinario. A los minutos emprendimos nuestro camino hacia Guerrero Negro y en el valle de los cirios nos detuvimos para captar unas buenas fotos y adentrarnos un poco a caminos de tierra para sentir esos tipos de caminos que están llenos de historia. Retomando el camino pavimentado tuvimos problema con la llanta de nuestro amigo y al no poderla reparar tuvimos que conseguir un transporte para llevar la moto a Guerrero Negro, donde previamente ya habíamos contactado a nuestro amigo Gabriel quien nos ayudó a parchar la llanta y conseguirle una cámara para que pudiera aguantar lo que restaba del viaje. La cena la tuvimos en el famoso Malarimo y dormimos temprano como acostumbramos.
Despertamos temprano y a las 8 en punto pasaron por nosotros en una Van para dirigirnos a las salinas más grandes del mundo en donde nos dieron una explicación de todo el proceso de la sal y los tipos que existen. También fuimos a un pequeño puerto en donde nos metieron en unas embarcaciones y a los pocos minutos ya estábamos tocando ballenas. Nunca había visto 6 ballenas que se rascaran con la embarcación. Lo que se siente en ese momento es algo mágico que solo los que tenemos contacto con estos tremendos animales lo entendemos. Cerca de las 14 de la tarde comimos algo ligero y después tomamos las motocicletas para ir directo al oasis de San Ignacio, el cual cabe mencionar, es de los últimos lugares naturales así que existen en el mundo. Tomamos algunas fotografías y seguimos haciendo kilómetros para alcanzar el tramo llamado “La Cuesta del infierno” antes del atardecer y así llegar a Santa Rosalía aterrizando directamente en el hotel Las Casitas en donde Brenda nos atendió de maravilla y nos recomendó un lugar nuevo donde cenar de nombre Tonkas Grill en donde la carne estuvo de lujo.
Por la mañana fuimos a la iglesia y al mercado con diseños de Gustav Eiffel y solo comimos un pan de la gran panadería que ya tiene más de cien años y a los pocos kilómetros nos volvimos a detener para disfrutar el mejor coctel de todos en Mister Ceviche en la gasolinera de Mulenge. Al salir de este lugar nos detuvimos en la playa de El Burro en donde descansamos un poco y sacamos unas bebidas para poder refrescarnos. Un par de kilómetros más llegamos a Loreto en donde cenamos en las almejas de Concho, las cuales, de acuerdo a la opinión los visitantes, son las mejores. Después paseamos un poco por la plaza y descansamos en el hotel a las orillas de la playa… en el hotel Oasis.
Hoy tuvimos un día libre y nuestros planes era rentar una embarcación y salir a navegar, pero las condiciones climáticas nos obligaron a quedarnos en el hotel y a comer en varios puntos durante todo el día.
Antes de partir por la mañana fuimos a la presidencia municipal en donde ya nos estaban esperando para darnos una breve explicación del lugar y nos invitaron a visitar el ya famoso balcón. Tomamos camino y pasamos muy bien las curvas antes de llegar a Ciudad Constitución en donde nos detuvimos para cargar combustible y tomar algo para no tener problemas de insolación. Íbamos muy bien y 40 kilómetros antes de llegar a La Paz se tronó por completo la reparación de la llanta y a los dos minutos que no orillamos pasó uno de esos ángeles verdes y sin pensarlo solicité ayuda para que nos llevara a La Paz, el chofer nos llevó sin dudarlo. Cuando llegamos a La Paz ya teníamos una llanta usada esperando para cambiarla y así arreglar ese tema por completo. En lo que hicimos esa maniobra los demás fueron al Pueblo Mágico de Todos Santos y al regresar nosotros fuimos a dejar las motos al hotel y a ponernos cómodos para ir a cenar al Bismarcito en donde nos encontramos con los pilotos que se iban a regresar las motos rodando a CDMX y los pilotos originales pudieran regresar en avión a sus lugares de residencia.
Así fue como terminó el viaje a Baja California de Discovermoto, bueno…. Al día siguiente los nuevo pilotos pasaron las motos en el ferry y al bajar de la embarcación de un solo jalón llegaron a la Ciudad de México para dejar las motocicletas en Dmoto929 en donde pasaron a un lavado profundo antes de ser entregadas.
Gracias a todas las personas que nos acompañan y nos siguen en estos viajes. Gracias también a todas las personas que nos leen y nos toman como referencias para sus viajes personales!
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