Los Nórdicos y Bálticos
El viajar por tantas partes me llevó a planear un viaje por países poco visitados y después de hacer bien la tarea de investigación el resultado del viaje a los países Nórdicos y Bálticos resultó fascinante!
El viaje inició siendo dos parejas y desde Los Países Bajos, conocido también como Holanda, en donde yo (Ioram) tuve la oportunidad de que un familiar me prestara una BMW 1200 GS y la otra pareja, rentara una Kawasaki, esperamos a un tercer compañero que no llegó y tuvimos que iniciar el viaje sin él. Nuestro primer día, salimos con mucho ánimo y con un poco de lluvia que dejamos en Holanda porque justo al entrar a Alemania ni una sola gota de agua en los caminos tuvimos. Nos detuvimos en un castillo de la época medieval de nombre Bentheim, lo recorrimos todo y llegó un fuerte viento que se trataba de la lluvia que nos seguía, pero tomamos nuestras motocicletas para continuar nuestro camino hacia Hamburgo. Al llegar dejamos las motocicletas en el hotel, salimos a caminar y después cenar. Fueron un total de 465 kilómetros de hoy.
El segundo día nos quedaban unas horas para ir en la mañana al centro de Hamburgo en donde tomamos unas fotografías en el ayuntamiento y tomamos camino a Puttgarden, en la isla de Fehmarn, Alemania. El trayecto muy bonito en donde vimos varios motociclistas que estaban paseando igual que nosotros. Desde el puente Fehmarnsundbrücke vimos docenas de embarcaciones de vela dando la vuelta y al llegar a la costa, subimos al ferry el cual me sorprendió ya que la embarcación parecía crucero con sus restaurantes, camarotes y tiendas. Cruzamos el mar báltico en menos de una hora para llegar a Dinamarca, sacamos las motocicletas y avanzamos 150 kilómetros más para poder llegar a su capital… Copenhague. La misma dinámica que un día anterior…. Dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos a caminar por toda la ciudad hasta llegar al famoso muelle donde están los restaurantes pegados pared con pared en el canal Nyhavn y comimos pizzas en una calle peatonal.
Por la mañana desperté más temprano de la hora de la salida para ir al centro y volar mi dron y en el momento que estaba preparando todo se acercó un coche civil y se bajó un policía y solo me dijo… Aquí no puedes volar tu dron y simplemente guardé mis cosas de regreso y fui al hotel para reunirme con los demás. Salimos tomando la autopista E20 que nos llevó directamente a Suecia pasando por un túnel-puente que nos dejó asombrados, sentimos mucha emoción! Éste consiste en una longitud de 15 kilómetros y cuando uno llega a tierra está la caseta de cobro con una pequeña inspección que a nosotros los motociclistas no nos solicitaron. Habíamos llegado a Malmö, Suecia donde nos dirigimos a la dirección que nuestro amigo Ladislao había enviado para pasar por él y su mujer para unirse al que ahora llamaríamos Euroride de Discovermoto, cabe mencionar que esta última pareja había tomado una ruta previa saliendo desde Madrid en su expedición “Finding Leo”, la cual consistía en visitar al hermano de Ladislao de manera sorpresiva en Malmo y conocer a Leo su sobrino. Una vez conocido Leo por todos, salimos de Malmö con destino a Estocolmo y se convirtió un día completo de lluvia ligera, de esa que solo molesta sin necesidad de ponerse impermeables y continuamos por la ruta E22 que es la que recorre la costa, encontramos algunos animales en la carretera, creemos que eran cebús, en una gasolinera vimos un lago y bajamos a descansar un poco para así llegar a la capital de Suecia. Arribamos casi a media noche con los últimos rayos de sol directamente al hotel para descansar. Esta jornada fue pesada por los casi 800 kilómetros que recorrimos.
El día 4 del viaje tomamos un desayuno muy rico en el hotel y aprovechamos el mismo para dejar todas nuestras pertenencias e irnos en tren (estación a dos cuadras) al downtown de Estocolmo. Fuimos directamente a la oficina del ferry que nos llevaría a Finlandia para dejar todo comprado y con tiempos cronometrados. Yo creo que de todas las ciudades de los países bálticos, Estocolmo es la más completa y con más atractivos para sus visitantes. Nos repartimos rápidamente las actividades que cada uno de nosotros quería conocer y recorrer y tratamos de hacer todas las cosas que más pudimos. Tomamos el turibus que nos ayudó a conocer la ciudad de la forma más rápida y nos bajamos en un museo en donde tienen un barco de cientos de años en excelentes condiciones, también visitamos el museo de los vikingos y terminamos comiendo en el centro en una cadena de hamburguesas que nos estaba llamando la atención desde que entramos a este país. Sencillamente ricas. Regresamos en tren al hotel en donde nos cambiamos de inmediato a nuestro carácter de motociclista y nos fuimos lo más rápido posible al puerto para llegar al ferry y subir las motocicletas. Todo lo tuvimos que hacer con mucha precisión y rapidez ya que los vehículos estaban entrando también. Este ferry cruzó el mar báltico en un trayecto de 8 horas y antes de instalarnos en nuestros camarotes para dormir durante toda la noche, salimos a cenar, ver el espectáculo y perder un poco de dinero en la ruleta.
Yo que duermo en las calles, gasolineras y cualquier sitio me fue imposible dormir en el barco por lo que me fui a cubierta a ver el amanecer de las 3:15 de la mañana, cabe mencionar que el sol, prácticamente, nunca desapareció. Al llegar a Turku, Finlandia, bajamos las motocicletas y fuimos al centro para desayunar algo en el mercado, pero estaba todo en reconstrucción y no tenía buena pinta por lo que después de degustar un café y un rápido desayuno tomamos las motocicletas con dirección a Helsinki en donde pasaríamos dos noches. Al llegar, el frio y la lluvia nos invadieron y ya no tuvimos ganas de salir y nos quedamos todos metidos en el único Air B&B al que recurrimos en todo el viaje, estábamos muy cansados, casi nadie había dormido bien. Vimos películas y cenamos juntos como una gran familia. Al día siguiente fuimos al centro donde desayunamos algo en el mercado en donde llegan todos los cruceros y caminamos por sus calles, las compras estaban a todo lo que daban las tarjetas y pasamos a la casa Magnum por una rica paleta con una creación especial personalizada. La biblioteca pública tiene un diseño muy extraño y no solo era biblioteca, sino, museo, salas de juntas, espacios de juegos 3D y una gran terraza de madera donde las personas aprovechaban todos los rayos de sol.
El séptimo día empacamos y nos fuimos a Rusia, país no perteneciente a la Comunidad Europea, por lo que tuvimos que tramitar nuestra salida de Finlandia explicando todo el viaje y nos aseguraron que con los papeles que llevábamos de las motocicletas no nos dejarían entrar a Rusia. Pero si, si nos dejaron entrar al país más grande del mundo. Encontré en todas las personas de Rusia un poco de hostilidad, pero es la misma hostilidad que encontramos en las fronteras con Estados Unidos, solo que las fronteras norteamericanas son más modernas, limpias y entendemos el idioma. Ya estando dentro de Rusia recorrimos 200 kilómetros para llegar a San Petersburgo y en el camino nos dimos cuenta que la forma de manejar en este país es muy ruda y no existen los límites de velocidad, las líneas centrales no se respetan en ningún momento, pero si notamos que a TODOS los motociclistas nos trataban muy bien, con respeto y dejando rebasar en todo momento. También todos los motociclistas saludaban al prójimo. Al llegar a San Petersburgo nos sorprendimos de la inmensidad de Ciudad que es, con mucha historia. Ya para no salir del hotel nos fuimos al último piso del hotel en donde nos tomamos unos tragos conmemorando este gran momento, habíamos llegado a Rusia en motocicleta!
El día 8, a una semana del viaje pasamos dos noches en esta gran Ciudad de Leningrado, hoy en día con el nombre de San Petersburgo y lo primero que hicimos fue llegar caminando al museo Hermitage, el cual está catalogado como el segundo museo más grande del mundo, con una cantidad de obras y artículos que ni en 3 días alcanzas a conocer. Al salir tomamos nuestro gran turibus que nos dio un recorrido por la ciudad explicándonos todos los lugares por los que pasábamos. Nos bajamos en una de estas iglesias rusas de mucho colorido y tomamos un café sobre la calle principal. Antes de regresar al hotel nos detuvimos para cenar unos típicos platillos de Rusia.
Salir de Rusia no fue un problema, pero entrar de regreso a la Comunidad Europea, para ser más precisos… Estonia, si lo fue. Nos mantuvimos más de una hora en migración poniendo en problemas a las autoridades porque era la primera vez que unos mexicanos trataban de entrar a su país vía terrestre con sus motocicletas, unas rentadas y otra prestada y todo esto porque no tenían a la mano la información sobre la validez de la licencia mexicana para todo el mundo. Así fue como entramos al primero de los países Bálticos, Estonia y directamente nos fuimos a su capital, Tallin. Nos dio tiempo de dejar las motocicletas en el hotel después de 370 kilómetros y caminar dos cuadras para ya estar en la ciudad amurallada, que desde que uno entra siente que viajas en el tiempo al mundo medieval y respiras un rico aroma de armonía en sus personas. Cenamos ahí mismo y continuamos caminando hasta que el sol comenzó a esconderse.
El día 10, nos faltó un poco conocer esta zona medieval por lo que antes de partir dimos una vuelta más por el centro para encontrar diferentes tonos de colores en sus paredes y así salir con este bonito sabor de boca del medievo. Nuevamente cabalgamos en nuestros caballos de acero al siguiente país de nombre Letonia y su capital Riga. Un poco más de 300 kilómetros fueron los avanzados el día de hoy. Tuvimos muchos comentarios sobre la rapidez con que podríamos conocer estos tres países Bálticos pero nosotros no lo vimos así y encontramos en Letonia una ciudad moderna que abraza a una pequeña ciudad medieval que hoy está considerada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO. En el mismo centro antiguo encontramos un restaurante con comida típica y fue muy sencillo ver lo que uno se iba a comer y evitar los menús ya que todo estaba en estilo buffet.
El onceavo día fuimos al último de los países Bálticos que lleva por nombre Lituania y llegamos directo a su capital Vilna en un trayecto de 300 kilómetros. Al llegar al hotel nos instalamos y en la esquina encontramos un restaurante de nombre Senoji Trobelé con la comida local y una chica que hablaba español y nos explicó fácilmente los platillos. Después de alimentar el estomago fuimos a caminar por todas partes, hasta subimos un cerro en donde tuvimos una vista 360 grados de esta hermosa ciudad lleno de verdes por todas partes. Encontramos también la explicación de cómo los países Bálticos se independizaron de Rusia y mucho material con fotografías de la hilera de personas que se tumbaron a las carreteras y todos de la mano solicitaron una nación libre. Lituania hoy en día está luchando para ser miembro del bloque de los países Nórdicos.
Al despertar esta mañana nos fuimos a la frontera con Bielorusia, conforme nos acercábamos encontramos menos transito y al topar con la franja divisoria las personas de migración nos negaron la entrada debido a que para entrar a este país se requiere una visa especial, cabe mencionar que ahí están las oficinas centrales de la KGB. Bueno, pues nos dimos la media vuelta y bordeamos la frontera por caminos secundarios y así entramos a Polonia y llegamos hasta su capital Varsovia sumando casi 600 kilómetros. Ésta es una ciudad con un contraste muy grande en donde podemos encontrar edificios modernos e iluminados y una ciudad muy vieja y reconstruida en gran parte por todos los bombardeos que sufrió en la segunda guerra mundial. Caminamos por muchos sitios y nos sentamos para tomar nuestra ultima cena con Ladislao y Karina que a partir de hoy se separan de este viaje.
En la mañana despertamos un poco más temprano de lo que acostumbramos y manejamos cerca de 500 kilómetros para llegar a Berlin, en el trayecto a se voló una tarjeta de crédito a la moto de Adolfo y varios minutos de búsqueda para tener un resultado positivo y seguir con el viaje. Al llegar a Berlin nos acomodamos en el hotel y fuimos a caminar por todas partes y vaya que si fue un día de caminata larga, pero conocimos muchos algunos monumentos que teníamos en el radar, uno de ellos el angel que está en el centro del pulmón de la ciudad y subimos su columna para divisar 360 grados la ciudad, seguimos caminando pasando por la embajada mexicana y hasta nos dio tiempo de regresar a algunas tiendas para hacer las ultimas compras. Me gustaría mencionar que en esta ultima ciudad no me sentí muy cómodo al caminar, sentí un poco de falta de seguridad y algo de delincuencia al ver patrullas persiguiendo personas y otros extraños más caminando por las calles. Pero en fin, así son las ciudades grandes.
El ultimo día el viaje Euroride de Discovermoto del 2019 llegó, pero antes de terminar todo pasamos a la BMW de Berlín para buscar algunas cosas que se nos pudieron pegar y después tomamos las carreteras de Alemania, las cuales en algunos tramos no tienen límite de velocidad, pero cuando se indica el limite todos lo respetamos sin problema, así fue como entramos a Holanda y nos detuvimos en un pueblo para despedirnos porque nosotros teníamos un destino que era Rotterdam y Adolfo y Jade a Amsterdam para regresar la motocicleta rentada.
Así fue como pasamos estos increíbles 15 días llenos de países nuevos, casi 6 mil kilómetros, muchas risas y buenas charlas. Entre las cosas que también aprovechamos hacer fue el “Reto Nómada” que consiste en visitar 11 localidades que inicien con las letras ASPHALT RATS y tomarse una fotografía en cada una de ellas. Esta actividad tengo el orgullo de ser el primer mexicano en hacerlo en México y en los países Nórdicos y Bálticos.
Desde mi punto de vista, este fue el mejor viaje que pude tener a estas tierras. Gracias!!! Gracias a Marcia que me aguantó todo el camino, gracias a Adolfo, Jade, Ladis y Karina por sumarse a este viaje y gracias a ti que nos estas acompañando con esta lectura.
Estoy seguro que de cada país podré hacer un Blog, solo les pido paciencia porque vienen varios viajes en puerta.
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